En estos días, como ya los niños salieron de vacaciones, nos pusimos a acomodar la casa, y estábamos arreglando el baño, cuando Ximena me dice: “mami ese botiquín está muy grande y no tiene nada” jajaja. Pues si, tengo una caja gigante, que solía servir para guardar varios medicamentos y productos como pomadas, pastillas, jarabe para la tos, para la fiebre, sobrecitos de granulados para la gripe, medicamentos para la migraña, pomada para rozaduras, para golpes, y un montón de cosas más…
Nunca fui de la idea de darle antibióticos “por que sí” a los niños, de hecho creo que Leo no ha probado antibiótico alguno, y a Ximena solo le tocó una vez, pero si tenía varias cositas “por si”
Y poco a poco, desde que nació Ximena, que decidí tratar de tener una vida “más natural”, por mis hijos, esto fue cambiando.
Hoy en día mi botiquín luce “pobre”, vacío, pero es riquísimo en soluciones naturales! no saben la felicidad que me da que los niños les de gripe, y aliviarlos con miel, con aceititos, con apapachos de mamá
(obvio, sabemos que esto no reemplaza para nada la medicina tradicional, OJO, pero son una gran ayuda en temas “básicos y normales”)
Les voy a poner algunos ejemplos de lo que hay en nuestro botiquín, que hoy encontró nueva casa por que la otra cajota le quedaba grande!